Obra del siglo XVI, emplazada en el mismo lugar que ocupó el Castillo de Villarrubia de los Ojos. De estilo tardogótico, su planta es de una sola nave con ábside poligonal, bóveda de crucería y contrafuertes de sillar y sillarejo.
A los pies, junto a la torre, se abre una hermosa portada románica (puerta de la anterior Iglesia de Santa María, situada dentro del castillo), rematada por un alfiz sobre ménsulas.
La torre tiene dos cuerpos, uno renacentista y otro barroco, planta cuadrada, dividida en cuerpos impostados en los que los superiores se decoran con pilastras en los ángulos, para rematar arcos de medio punto. En realidad la torre tenía un cuerpo más, donde estaba el reloj de la villa, superando en altura a la Catedral de Ciudad Real. En 1881 amenazaba ruina, viniéndose abajo en 1890. Será en 1977 cuando se le añade el actual chapitel, recientemente restaurado.
En 1799 el Duque de Híjar mandó construir la Capilla de la Virgen de los Dolores, para albergar dicha imagen, y como lugar de enterramiento para nobles y doctores de la iglesia.
Destaca el retablo barroco de la Capilla de la Virgen de la Sierra, obra del s. XVII, donde permanece una obra pictórica de Antonio Guijarro de 1951. Este retablo es una joya escultórica que sobrevivió a la Guerra Civil. No tuvo la misma suerte el retablo del altar mayor, puede que obra del escultor D. Giraldo de Merlo del s. XVII, réplica del altar mayor de la Catedral de Ciudad Real. El actual es una donación de 1955.
El templo consta de una sola nave, en sentido longitudinal este-oeste, sus bóvedas son de estilo gótico, y sus dimensiones aproximadas interiores son: 40 metros de largo, 12 metros de ancho y 16 metros de altura. Muy poco se ha escrito sobre cómo ha llegado esta construcción a nuestros días, aunque algunas referencias se pueden encontrar en las «Relaciones topográficas de los pueblos de España», redactadas por orden de Felipe II a finales del siglo XVI.
Algunos de los datos más relevantes de este edificio son:
En tiempos pasados, en el entorno de iglesia, hubo una fortaleza.
El cementerio de la villa se encontraba colindante, en lo que es la actual Glorieta del Pato.
A lo largo del tiempo ha tenido diversas restauraciones, en diferentes épocas, a juzgar por su aspecto exterior.
La torre tenía un tramo más, en el que se encontraba el reloj de la villa, pero tras el derribo de ese tramo el reloj se trasladó a su emplazamiento actual.
Debajo del coro, en su parte derecha por la entrada posterior, se encuentra una pequeña capilla, destinada al culto de nuestra patrona, Nuestra Señora de la Sierra, que alberga un pequeño pero valioso retablo de estilo barroco, la única reliquia que quedó sin destruir durante la Guerra Civil.